domingo, 9 de noviembre de 2008
Adivina cual de las tres fotos es verdadera
jueves, 30 de octubre de 2008
Los desastres no son naturales
“Los desastres no son naturales”, es el título de un conocido libro en el mundo cercano a la reducción de riesgos de desastres.
Además del título de un libro es buen titular para hacernos ver que la naturaleza no es la culpable de desastres los cuales parece que en los últimos años se intensifican.
Debido al cambio climático, los patrones meteorológicos parecen modificarse y algunos fenómenos naturales están produciendo efectos devastadores.
Dichos fenómenos no son nuevos, han existido desde siempre, incluso antes de que tuviéramos conciencia. Sin embargo, la organización de nuestras sociedades y territorios está produciendo que nos expongamos de manera muy vulnerable a estas amenazas.
Ecuador, es un país claramente amenazado por gran parte de los fenómenos naturales los cuales podamos imaginarnos: volcanes (la cordillera de los Andes se le llama vulgarmente “el cinturón de fuego”), terremotos (está situado ubicado en una zona de gran riesgo sísmico), inundaciones (debido al fenómeno del niño y las corrientes del pacífico), sequías, deslizamientos de tierra, tsunamis, etc.
Leyendo esta secuencia real de amenazas naturales podríamos decir que Ecuador debería ser un país inhabitable. Evidentemente no.
La clave radica, entre otras cosas, en la percepción de la comunidad a las amenazas presentes. Desgraciadamente, debido en la mayoría de las ocasiones a la pobreza las preocupaciones de la gente se centran en la supervencia diaria sin preocuparse por sus altas condiciones de vulnerabiulidad.
Algunos factores agravantes que provocan que los impactos de los fenómenos naturales se conviertan en desastres son los sigientes:
- La mala coordinación entre las instituciones gubernamentales tanto en socorro como principalmente en la gestión de riesgos.
- Poca planificación urbanística: Latino-américa se está urbanizando a pasos agigantados. Mucha población rural emigra a las ciudades a pesar de tener pocas posibilidades laborales. La población aumenta rápidamente. Sin embargo, a pesar de ello no existe una planificación urbanística adecuada.
- Construcciones ilícitas e inapropiadas: Se producen asentamientos de gente con pocos recursos formando barrios en las laderas de mayor pendiente (en la sierra) o en las zonas periferico-marginales de depresión altamente inundables (en la costa). Esto es debido al bajo precio de compra de estos terrenos o a que estos terrenos son gratis pero ilegales y a la poca autoridad municipal para prohibir la construcción en estas zonas de riesgo. A esto habría que unirle que en muchas ocasiones son las propias familias las que se construyen sus hogares, con materiales de baja calidad y sin ningún diseño sísmico. Todo ello evidentemente provocado por la fragilidad socio-económica y la falta de educación y consciencia de su vulnerabilidad. Todos estas cosntrucciones ilícitas forman asentamiento ilegales los cuales no disponen de servicios municipales como alcantarillado, servicio de agua, etc.
- Basura: Una brutalidad de toneladas de basura se depositan en parcelas vacías o barrancos afectando al sistema de drenaje natural, bloqueando el acceso de las aguas residuales al alcantarillado, o acabando en ríos donde contamina y produce taponamientos de las aguas que modifica el cauce del río.
- Deforestación: En muchas ocasiones las empresas madereras en otras la necesidad de tierra para construir provoca una degradación ambiental que aumenta la vulnerabilidad a deslizamientos de tierra e inundaciones.
Podríamos citar sin duda más circunstancias.
Entre otros proyectos, me encuentro como parte del equipo de trabajo del PNUD intentando reducir el primero de los factores citados. Estamos desarrollando planes de contingencia para varios de los municipios de la costa los cuales tiene mayor riesgo de inundación. En febrero, Marzo seguramente lleguen las primeras lluvias. Veremos si hemos contribuido verdaderamente a reducir su vulnerabilidad.
domingo, 5 de octubre de 2008
Historias comunes entre las sombras
Una de las agencias de las Naciones Unidas llamada UNIFEM, encargada de temas de género, está realizando una campaña de recogida de firmas en contra de la violencia a través de la plataforma Web www.dinoalaviolencia.org. Entre las actividades realizadas en Ecuador ha proyectado durante una semana en uno de los cines más conocidos de la ciudad, una serie de películas relacionadas con esta temática de “No a la Violencia” (en términos de género).
Una de las películas proyectadas ha sido “4 meses 3 semanas 2 días”. Estupendo filme rumano de Cristian Mungui que ganó la palma de Oro y que trata la historia de una joven estudiante rumana durante la dictadura comunista de Nicolae Ceausescu. Durante la película se trata el caso común de una joven que aborta de manera clandestina. En el año 1987 en Rumania el aborto es ilegal y se practicaba en una exagerada cantidad. Al tener que realizarse de manera ilegal las jóvenes se veían extorsionadas y su vida corría siempre peligro. Los antecedentes corren por 1966, cuando el aborto fue prohibido por el dictador Ceasescu y desde ese año hasta 1990 se produjeron en Rumania 500000 muertes de mujeres por complicaciones inherentes al procedimiento de aborto. Podríamos decir que casi un genocidio.
El tema del aborto está de actualidad en Ecuador debido a que con motivo de la votación de la Nueva constitución ha sido un argumento de la Iglesia para votar en contra. En Ecuador el aborto está prohibido. Es ilegal. Y en la nueva constitución, aún manteniendo esa ilegalidad algunos ven cierta ambigüedad en el texto.
Datos oficiales que he leído en Internet dicen que en Ecuador se producen 30000 abortos al año, aunque extraoficialmente se habla de muchos más. Teniendo en cuenta que la población ecuatoriana es de 13 millones, me quedé perplejo cuando leí esa cifra. Debido a la ilegalidad del mismo, el aborto se realiza en clínicas clandestinas y en otras muchas ocasiones se autoinduce. Pastillas que perforan el útero, sondas que cruzan el útero, sustancias tóxicas en el interior de la vagina, golpeos fuertes sobre el estómago de la madre… Estas son algunas de las técnicas utilizadas que suponen un gran riesgo para la vida de estas mujeres.
El precio de abortos inducidos en países en que el aborto es ilegal es sumamente elevado, los servicios son de mucha peor calidad, y la búsqueda del aborto es difícil, angustiosa, y excesivamente arriesgada, además de que si es descubierto, el castigo social y legal por abortar puede ser muy duro.
Esta película me pareció magnífica y sin entrar sobre el debate de estar a favor o en contra del aborto, trata de reflexionar sobre este tipo de violencia en el que la mujer no es libre para tomar una decisión y debe poner en peligro su vida. La legalización del aborto permite reducir los riesgos creados al deber abortar en condiciones muy peligrosas debido a su ilegalidad. También, algunos opinan que "al ser libre de tomar la decisión de manera legal la mujer (y el hombre) pueden decidir con más calma, sopesar con claridad y objetividad, y llegar a una conclusión con la que se responsabilizan."
En Latinoamérica y el Caribe, según la OMS, hay más de un aborto inseguro por cada 3 nacidos vivos y el 13% de las muertes relacionadas con el embarazo han sido atribuidas a las complicaciones de abortos inseguros.
Aunque la legalización reduce algunos riesgos la solución no esa, sino que radica indudablemente en una educación sexual adecuada desde la niñez que permita recudir los casos de embarazos no deseados. En muchos lugares no se consigue debido a la pobreza y a la escasez de posibilidades de obtener una buena educación. Pobreza y educación están íntimamente relacionados
Recomiendo ver esta película que nos narra de manera humana una historia diaria y común que vive escondida entre las sombras.
martes, 23 de septiembre de 2008
Supervivencia Indígena
Hace unos fines de semana, mientras hacía turismo por el norte de Ecuador, tuve la suerte de encontrarme una fiesta indígena en una comunidad. La fiesta se debía al aniversario de la muerte de Monseñor Leonidas Proaño. Dicho religioso había luchado por los derechos de los indígenas y por ello se le rendía tributo.
La raza indígena de la sierra andina ha estado siempre discriminada. Desde los tiempos de la colonización española, donde eran esclavizados y considerados como mulas de carga, hasta nuestros días. Hoy en día, en el Ecuador se ha avanzado en algunos de sus derechos pero siguen existiendo racismo y exclusión.
No deja de sorprenderme las condiciones de vida tan duras que soportan en muchas ocasiones. Los indígenas que viven en las montañas suelen tener los rostros quemados por los aires gélidos de la sierra. Cultivan sus patatas y sus productos en laderas con pendientes de vértigo. Algunas cabañas donde viven son desoladoras por sus condiciones mínimas de higiene. Muchos de los indígenas que viven en la periferia de la ciudad acuden a vender sus productos en los semáforos de la urbe. De algún modo, da la sensación como si las personas de raza indígena fueran ciudadanos de otra categoría que viven en otras condiciones. Quizá esté generalizando de un modo negativo pero creo que no me equivoco mucho. Otros indígenas se dedican a la artesanía y sus mercados deleitan por la viveza de colores.
Monseñor Leonidas Proaño luchó durante su vida porque los indígenas tuvieran los mismos derechos que cualquier otra persona y los apoyó para que también afianzaran su propia cultura. Por ejemplo, la iglesia de la comunidad donde estaban de fiesta, tenía en sus vidrieras rostros de líderes indígenas y en el altar, en vez de tener un retablo o un Jesucristo tenía un gran ventanal por el que se podía contemplar la cima de la montaña Imbabura, de 4600 metros, que da nombre a la provincia. Este afianzamiento de su propia cultura me parece muy reivindicativo. A los indígenas, se les robó parte de su cultura imponiéndoles una cultura extraña a ellos. Esto se puede ver por ejemplo, en la película peruana “Madeinusa”. En ella, una comunidad celebra como una de sus principales fiestas la muerte y resurrección de Jesucristo. Dado que dicha fiesta no es parte de su patrimonio cultural sino que fue impuesto durante la colonización española no se tiene una conciencia clara e histórica del porqué de estas tradiciones. Entonces dicha comunidad durante los dos días entre la muerte de Jesucristo y su resurrección creen que Jesús no los puede ver por lo que durante esos dos días el pecado no existe y pueden emborracharse, cometer violaciones, incestos…
En las fotos de la fiesta a la que pude asistir se ven corros de indígenas que ofrecen su comida como tributo al religioso homenajeado. Es curioso como además del pollo asado y otras comidas, las mujeres ofrecen la cocacola y el sprite como parte de sus ofrendas.
Es fácil identificar a los indígenas por sus vestidos. Su característica vestimenta es parte de su cultura. Las mujeres mayores aparecen muy elegantes con sus sombreros. Y, por desgracia, es común ver a chicas demasiado jóvenes con sus bebés que tienen amarrados a sus espaldas con telas entrelazadas.
Siempre he pensado que para mi sería muy complicado vivir en sus condiciones y poder integrarme en su cultura. Sería pura supervivencia.
lunes, 1 de septiembre de 2008
Ecuador y su Constitución
El pasado domingo, me despertaron a las 7:30 los primeros cánticos en la calle. ¡No podía ser verdad! Parece que estaban al lado de mi cama. En un primer momento, pensé que serían los monitores que practican aeróbic en el parque del que os hablé. A veces, suben tanto el volumen de los altavoces que un par de barrios a la redonda podrían hacer ejercicio en sus propias casas. Sin embargo, no eran ellos. Había diferentes músicas... Hasta que oigo la frase fatídica: ¡Vota Sí! No puede se Debe ser una manifestación por la votación de la próxima constitución. Pero si son las 7:30 de la mañana. ¿Por qué en este país amanece tan pronto?
Ecuador, en un proceso de cambios, votará por su nueva constitución el 28 de septiembre. Votará Sí o No, por el nuevo texto diseñado por la Asamblea Constituyente creada hace unos meses. Tanto el gobierno de Rafael Correa como los grupos de poder de la oposición lanzan sus campañas para tratar de convencer a la población. Esta vez, tenía a una manzana de mi casa una manifestación con conciertos y demás parafernalia, organizada por los movimientos a favor del Sí. Tenía curiosidad, así que una vez que maldije la constitución por darme estos despertares, me calmé y bajé a ver que se cocía. Y lo que se estaba cocinando era bien suculento.
La campaña por el Sí, además de apoyada por el Gobierno, viene respaldada por numerosos movimientos sociales de todo el Ecuador. Así que, traídos por decenas de autobuses, numerosos ecuatorianos de toda la República deambulaban por el recinto establecido. Todo un espectáculo de folklore se mezclaba en esa amalgama de razas, culturas, y vestidos. Ecuador, a pesar de ser un país pequeño en extensión, posee una diversidad cultural espléndida. Ecuatorianos indígenas, mestizos, afroecuatorianos… caminaban juntos mostrando orgullosos sus culturas e identidades. Se saludaban y se preguntaban sonrientes de donde eran unos y otros cuando sus estandartes no lo hacían evidente. Esta gente me estaba dando todo un recital de pluralidad, unidos por una causa compartida en un presunto beneficio para su país.
Aún me falta bastante por leer y por entender en su contexto para balancearme por una u otra postura. Pero lo que sí está claro es que éste es el tema estrella de conversación de los ecuatorianos en estos días. Comiendo con algunos compañeros escucho con atención sus comentarios al respecto. Debo rescatar lo esbozado una compañera.
Digamos que dicha persona es de clase media-alta ecuatoriana y discutíamos sobre las votaciones. Me pareció impactante que me contara que los policías y militares no pueden participar en procesos electorales en el Ecuador . Es decir, no pueden votar. Ella requería que esto no debía de cambiarse tampoco ahora en la nueva constitución. Yo intenté argumentar que, independientemente y al margen del oficio de cada individuo y de su correspondiente profesionalidad al respecto, cada persona es ciudadana y por tanto le corresponde el derecho del voto. Por tanto, un policía y un militar son profesionales al servicio del estado y que cumplen con su deber, pero que fuera de su oficio son ciudadanos, con su manera de pensar, por lo que debían de tener ese derecho. Tres argumentos me echaron en contra: Primero, que a dichos funcionarios les podía “comprar” cada correspondiente gobierno, con subidas de sueldo, etc. Y que por tanto, su decisión estaba condicionada al gobierno de turno por lo que no debían votar. Y ya no digamos los militares, cuya disciplina y poder al frente del gobierno les haría votar siempre a favor del mismo. En segundo lugar, me acusaron de no poder comprender la situación ya que no podía situar el contexto que trae el poder militar en este país. En tercer lugar, nunca habían votado por lo que no tenían porqué hacerlo ahora. Sobre este tema seguimos debatiendo, aunque me ahorro más comentarios (quedan a su disposición) para poder relatar cómo continuó la conversación.
Para poner en un extremo su argumento, le dije que entonces para ella habría que hacer una democracia como en los orígenes griegos, en que sólo votaban aquellos considerados ciudadanos (aquella gente con ecuación, dinero, poder…), mientras que el resto de la población no tendría acceso. Y ella me contestó: "Pues claro…" Todos esos indígenas o gente pobre que son analfabetos y que no han tenido acceso a la educación no deben votar, ya que el gobierno va a las comunidades y les compra regalándoles una camiseta (en este caso, la chica estaba del lado del no). Lamentablemente, esta persona trabaja en Naciones Unidas y yo no me podía creer lo que estaba escuchando.
Entonces, aquella mañana dominical, me acordaba de esta chica cuando veía a gente humilde y diversa y evidentemente pobre, reclamar por ciertos derechos. A la vez que respaldaban el Sí, portaban carteles en los que se podía leer “Yo también quiero poder ir al hospital”, “Por una educación gratuita”, “Todos tenemos derecho a la salud”, “Nutriendo el desarrollo”… Recordaba a mi compañera hablando sobre temas jurídicos, sobre quien debía votar, sobre la mala constitución y me preguntaba viendo lo que cada uno reclamaba. ¿Quién tenía entonces mejor educación? ¿Quién buscaba las cosas más importantes en la constitución? ¿Quién tenía mayor conocimiento de lo que significa una sociedad que progrese de manera justa y solidaria hacia el desarrollo? ¿Quién posee el derecho del voto?...
En fin, otro día expondré lo bueno y malo de esta nueva constitución. Esa mañana, la disfruté con mi cámara, lástima que cuando el vicepresidente se puso a cantar en el escenario se me acabó la batería. Pensé entonces que ya era suficiente y era hora de volver a dormir un poco.
lunes, 25 de agosto de 2008
Confusiones lingüísticas
A pesar de compartir el mismo idioma, el transcurso del tiempo y la influencia de extranjerismos han hecho que a veces el significado de ciertas palabras sea diferente. Este hecho provoca a veces ciertos malentendidos. Y es que para vivir en Ecuador hay que aprender "Ecuañol" si no quieres tener alguna que otra confusión lingüística.
(Debido a que estos días he estado fuera en talleres de formación rescato este post del blog: "Diarios del Monde ")
Ecuatoriano: Señor, tendría la amabilidad de pararse.
Borja: Claro, claro pero parado estoy.
Ecuatoriano: Caballero, no sea malito, y párese.
Borja: Señor, le digo que no me estoy moviendo.
Ecuatoriano: Señor, que se levante, no más.
---> Pararse = levantarse
Ecuatoriano: Señor, usted lo que necesita es un ojo mágico.
Borja: Tranqui, que con los dos que tengo me es suficiente.
Ecuatoriano: No señor, ahorita se sentiría más seguro en su casa si tuviera un ojo mágico.
Borja: Si, ¿no? De estos que atraviesan la ropa…
Ecuatoriano:Con el ojo mágico podría ver la gente que llama a su casa
---> Ojo mágico = mirilla de la puerta de la casa
Ecuatoriano: Señor, no me friegue durante un rato que estoy ocupado.
Borja: No sé qué te voy a fregar, si no te he ensuciado nada. Ya lo fregara usted cuando se desocupe
Ecuatoriano: De verdad, no me moleste…
---> Fregar: molestar
Ecuatoriana: Venga Borjita, lo mejor es que vaya a buscar el carro.
Borja: Bueno nena, sé que estamos en Ecuador, pero en carro no llegamos nunca. Mejor pillemos un taxi
--->Carro: coche
Camarera ecuatoriana: Señor, ¿qué desea para comer?
Borja: No sé, ¿qué me recomienda?.
Camarera ecuatoriana: Señor, ¿tengo un chocho estupendo?
Borja: Upsss… señora no lo dudo, pero no cree que es usted un poco atrevida
Camarera ecuatoriana: No sea malito y pruebe mi chocho, no se arrepentirá.
Borja: Me ha visto cara de necesitado o qué…
---> Chocho: Especie de maíz aplanado
Ecuatoriana: jajaja, es usted un chico del putas
Borja: Pero qué putas ni qué leches, que no soy de los que piensas
---> Del putas: persona cojonuda
Ecuatoriano: Borja, ¿pareces un poco abombado?
Borja: Será por los manjares que me meto no te fastidia, pero si aquí estoy adelgazado.
---> Abombado: aburrido qué abombe: qué aburrimiento
Ecuatoriano: ¡Qué pleno!
Borja: ¿Qué pasa?, ¿qué ya tienes bingo?
---> ¡Qué pleno! = ¡Qué guay!
Ecuatoriano: Hombre Borja, qué elegancia que vas de terno
Borja: ¿Terno?... no hombre hoy de binario, ¿no ves?...uno,dos…uno,dos….
---> Terno: traje
Continuará...
lunes, 18 de agosto de 2008
¡Vámonos al parque!
El gran diccionario de la Lengua Larousse define la palabra parque como:
Parque (del latín. Parricus, terreno cercado y con plantas, para recreo)
Lugar de recreo público o privado, con arbolado y plantas ornamentales
m.Terreno destinado en el interior de una población a prados, jardines y arbolado para recreo y ornato.
viernes, 15 de agosto de 2008
Males de altura
Si la semana pasada hablábamos de cómo se las gasta Moctezuma. Ahora toca hablar de otro de los asuntos a tener en cuenta cuando andas por Los Andes. Se trata del mal de altura (Mal agudo de Montaña) o también aquí llamado soroche.
Quito se encuentra a 2850 metros de altura sobre el nivel del mar, o como me dijo un día un quiteño a 2850 metros más cerca de las estrellas. El mal de altura empieza a afectar a partir de los 2500 metros, por lo que es posible que alguna persona cuando llegue por estas tierras sienta sus síntomas (Trastornos del sueño –insomnio-, dolor de cabeza, náuseas, agotamiento físico…). En Quito es difícil que sientas todos estos síntomas, aunque sí el del agotamiento físico, especialmente cuando por ejemplo haces ejercicios como subir escaleras. Algún día subí hasta el sexto piso en mi trabajo y cuando llegué tuve que agacharme y empezar a coger aire durante un par de minutos. ¡Qué sofoco!
De todos modos, este trastorno tiene mayor efecto cuando se trata de escalar alguno de estos maravillosos volcanes que delinean el cinturón de fuego que atraviesa Ecuador. Una vez que junto a unos amigos, dormimos a 4800 metros para intentar llegar a la cima del Cotopaxi (5897m) comprobamos que es imposible dormir a estas alturas a no ser que vayas aclimatándote poco a poco. También lo sufrimos en el volcán guagua Pichincha, en el cual subes desde los 3300 metros hasta los 4800 en un solo día. Y es que la gravedad del trastorno está en relación directa con la velocidad de ascenso y la altitud alcanzada. Y si subes demasiado rápido o a demasiada altura en un día empiezas a sentir un dolor de cabeza insoportable. Ahí es cuando te dicen: ¿Estás bien?... ¿Te dio el soroche?
Nunca sabíamos realmente que era el mal de altura. ¿Falta de aire?, ¿falta de oxígeno?… Así que decidí investigar un poco y me parecieron muy interesantes las razones de este mal. Como decía un profesor que tuve, copiar de uno efectivamente es copiar, copiar de varios es investigar. Así que fruto de mi investigación expongo lo más interesante encontrado.
En cuanto a la suposición de que a cuanta más altura hay menos oxígeno, tenemos que desmentir el mito. A mayor altura no significa que tengamos menos oxígeno. La concentración de oxígeno es la misma en la cima del Everest que a nivel del mar, siempre es la misma (21% aprox.) independientemente de la altitud alcanzada. Pero lo que sí cambia es la presión atmosférica. Porque mientras más se asciende, hay menos atmósfera encima y por lo tanto menor fuerza que empuje el oxígeno hacia los pulmones. De hecho, cada 500 metros de ascenso hay 31 milibares menos (los milibares son la unidad de medición de la presión y a nivel del mar hay 760 milibares). Por tanto lo correcto, es decir que la atmósfera limita la entrada de O2: a menor atmósfera sobre nuestras cabezas (es decir, a mayor altura), menor es la presión que empuja el aire hacia nuestras vías respiratorias. Entonces, si no hay Oxígeno, no hay con qué provocar la combustión de los alimentos en nuestro organismo. Y si no hay combustión, no hay energía, pues es la combustión de los alimentos la que nos proporciona la energía para funcionar, por lo que nuestra capacidad física se va deteriorando. Se ha determinado que decae entre un 2 y un 5% cada 300 metros. Entonces se produce la hipoxia, un trastorno en el cual el cuerpo por completo o una región del cuerpo se ve privado del suministro adecuado de oxígeno.
Sin embargo, nuestro cuerpo humano, inteligente donde los haya, actúa para contrarrestar estos efectos…¿y qué hace? Cuando al cuerpo le llega menos oxígeno, ocurre que nuestros receptores internos captan esta carencia y generan una respuesta inmediata a través del sistema nervioso autónomo: se acelera el ritmo respiratorio (hiperventilación) y el ritmo cardiaco, en el intento desesperado de mantener la llegada de O2. Es por eso, que cuando llego al sexto piso tengo que agacharme para respirar lo que pueda y mi corazón parece salirse del pecho. De todos modos, se podría pensar que con acelerar el ritmo respiratorio podríamos paliar la menor llegada de Oxígeno…pero lo cierto es que con esto, el problema no acaba. Porque la hiperventilación no es gratuita.: al hiperventilar, si bien es cierto cumplimos el objetivo de ganar más oxígeno a través de una mayor cantidad de inhalaciones, también es verdad que exhalamos más. Y con ello, perdemos más anhídrido carbónico. De hecho, se pierde más CO2 de lo que ganamos en oxígeno.
Joder, vaya cadena de despropósitos ¿Y qué problema implica el botar CO2 en exceso? Aquí la cosa se pone complicada y cito literalmente:
Como señala el doctor Claus Behn, profesor de Fisiología de la facultad de Medicina de la Universidad de Chile, "como el CO2 es un ácido, cuando se bota mucho y baja su presencia en la sangre, ésta se vuelve más alcalina. Se eleva el PH o equilibrio ácido-base y los fluidos corporales se vuelven alcalinos. Es decir, con una sobreconcentración de bicarbonato (que es la base, mientras que el CO2 es el ácido)". El punto es que cuando se altera el PH, ya sea que se acidifique (es decir, que disminuya), o que se alcalinice (que aumente) como ocurre en la altitud, se producen los trastornos del sistema nervioso que conocemos como "Soroche’’ o “Mal de Altura". El sistema nervioso necesita un PH invariable. Y si hay alteraciones, como sucede en la altura, se producen mareos, vértigo, problemas de visión, dolor de cabeza e, incluso, pérdida de conciencia. Además, mientras la altura provoca una desestabilización del PH, otro fenómeno igualmente perjudicial acontece en la sangre: sigue llegando menos oxígeno al torrente y, por lo tanto, a todos los tejidos, que se quedan sin combustible para poder actuar. En casos extremos, esto puede llevar a un edema pulmonar, o a un edema cerebral agudo.
¡¡Dios mío!! ¿Cómo es posible? Parece que todo está perdido…pero si algo nos enseñó la serie “Érase una vez la vida” es que el cuerpo humano no se da tan fácil por vencido. ¿Es inevitable este colapso orgánico?
El cuerpo es una máquina muy sabia y siempre tiene a mano algún mecanismo de compensación. Y cuando sobreviene el “mal de altura’’, a miles de metros sobre el nivel del mar, se echa a andar la más importante y eficaz fórmula compensatoria: ocurre que los glóbulos rojos, componente fundamental del torrente sanguíneo, poseen una molécula llamada hemoglobina, que es la que transporta el O2 a todo el cuerpo. Entonces, ante el menor ingreso de O2 al organismo que acontece en la altitud,el organismo percibe esta ausencia de O2 como una falta de eritrocitos o glóbulos rojos (transportadores de O2). Y comienza a secretar eritropoyetina (la hormona EPO).
¿Por qué? Porque la EPO estimula a la médula ósea para que produzca más eritrocitos. De manera de, ya que está llegando menos O2 desde el exterior, el organismo disponga de más transportadores de éste, para así poder paliar la disminución. La EPO la conocen bien los ciclistas. Es por eso que el ciclista Tony Rominguer iba siempre a entrenarse antes del Tour de Francia a lugares de mucha altura para provocar de manera natural este efecto.
A mi este descubrimiento de cómo afecta la altura a nuestro organismo me pareció muy interesante. Es por ello que lo comparto. Y algo más curioso todavía, cuando intentamos ascender el volcán Cotopaxi (5987m) observamos que el estado de forma o la preparación física, por excelentes que éstos sean, no previenen el mal de altura en absoluto. Las chicas, sin desmerecer en absoluto, llegaban a la cima en muchas ocasiones mientras que “tiarrones” curtidos de gimnasio y carreras se quedaban en el camino. Lo único cierto, es que se sabe que la susceptibilidad al mal de altura es inversamente proporcional a la edad del sujeto, probablemente debido a la madurez del sistema nervioso, -así que esperaré a ser un poquito más viejo para llegar a la cima del Cotopaxi-. Ah, también es muy importante mantenerse perfectamente hidratado (beber al menos 4 o 5 L de líquidos diarios) y una dieta variada rica en hidratos de carbono. Y por último respetar estas reglas: “Asciende alto, pero duerme bajo” “bebe antes de tener sed, come antes de tener hambre, abrígate antes de tener frío y descansa antes del agotamiento”
Bueno, el que haya conseguido terminar este post probablemente tenga alguno de los síntomas del mal de altura: dolor de cabeza, agotamiento, trastornos del sueño… Tienen toda la razón, vayan a hidratarse y tómense una copilla a mi salud. Se lo agradezco.
lunes, 11 de agosto de 2008
Quito: Luz de Independencia
Este fin de semana se ha celebrado en Quito los 199 años desde su independencia. El 10 de Agosto de 1809 fue el inicio del proceso libertario de Quito y luego de esa emancipación, muchos otros lugares colonizados de la región siguieron su ejemplo. A pesar de que antes, en otros lugares como Bolivia ya habían existido revueltas contra el colonialismo, en esta fecha, Quito instala por primera vez su propia junta soberana. Los quiteños han celebrado por tanto aquellos primeros vientos de libertad y el orgullo de servir de veleta y rumbo para que otros lugares hispanoaméricanos respiraran esos nuevos aires libertarios.
Celebrándose la independencia de la colonización española podría pensar que si alguien me identificase como español, podría tener problemas, ya saben... Sin embargo, en la ciudad jamás me lo han recriminado y nos tratan con un gran cariño. Caso distinto, en algunas comunidades de los Andes ecuatorianos. Donde los indígenas, cuando conocían mi procedencia española, no tenían temor en ocultar cierto rencor hacia nuestra cultura. Y es que, aunque podría decir que aquellos antepasados son más suyos que míos, no podía dejar de ser cuestionado debido a la dolorosa colonización que nuestro país realizó en los años postreros de las llegadas de Colón a América. Despojando de recursos, vidas y culturas e imponiendo un modo de vivir absolutamente diferente. Y encima, quedándonos luego con bien poco. Ya que como relata Eduardo Galeano en “Las venas abiertas de América Latina”, España sólo se quedaba con el 5-10% del oro que llegaba a la península ya que el resto se lo llevaban los mercaderes flamencos, ingleses, etc. Pero en fin, este es un tema largo a tratar para otro día.
Para celebrar este fecha, durante el fin de semana Quito se ha llenado de conciertos. Los museos, iglesias y lugares de interés se han abierto para todo el mundo por lo que el casco histórico se ha llenado de gente y en sus puertas aparecían grandes colas. Lo cierto es que las entradas suelen ser muy baratas, pero al ser gratis muchísima gente de clase baja se ha lanzado estos dos días a descubrir las bellezas culturales de su ciudad. Esta iniciativa me ha parecido excelente.
El casco histórico de Quito es patrimonio histórico de la humanidad. Su gran belleza reside en su esplendorosa arquitectura colonial tan bien conservada. Pasear por sus calles es contemplar un hervidero de gente, de contrastes y de olores. Muchas personas pasean sin rumbo y otras muchas se buscan la vida mediante el comercio en la calle. Limpiadores de botas, mimos, vendedores de jugos, de pinzas, de bolígrafos, de inciensos… Todo vale si es posible llamar la atención del transeúnte y ganar unos centavos. Incluso una señora tenía una báscula en la calle y cobraba diez centavos porque la gente se pesase. He de decir que en un principio la miré bastante escéptico por su método elegido, aunque a decir verdad, luego me arrepentí de no haberme pesado para comprobar qué secuelas me había dejado mi batalla con Moctezuma.
Destaca también la presencia en la calle de muchos niños. Pero sobre todo muchos niños trabajando. Especialmente limpiando zapatos o vendiendo chicles y caramelos. Es algo indignante. Naturalmente, sus familias vienen de una procedencia muy pobre y cuyos medios de vida son duros y poco rentables, pero sin embargo, el hecho de que estos niños trabajen en la calle desde los cinco, seis años suele tener otras raíces de origen, además de la pobreza. Y es que los niños son una atractiva fuente de ingresos para las familias. Muchos extranjeros ofrecen su caridad debido a la piedad que siente al verlos. Una caridad horrorosa que sólo beneficia la conciencia del que da algo mínimo que le sobra y que, debido al éxito de la iniciativa, ayuda a mantenerles en la calle. Es de resaltar, porqué tan poca gente se para a hablar con ellos y a preguntarles algo sobre sus vidas. Sólo se siente compasión al verlos y se asume que la pobreza les lleva a estar allí.
Muchas cosas podrían describirse. Sin embargo, creo que las imágenes pueden esta vez sustituir mejor a las palabras y así poder sentir la belleza de esta ciudad, hoy luz de independencia. Ya habrá tiempo de hablar de sus claros y sombras.
Que viva Quito… ¡que VIVA!
viernes, 8 de agosto de 2008
La vengaza de Moctezuma
No,tranquilos. El imperio azteca nunca llegó a Ecuador... Pero quizá los indígenas ecuatorianos solicitaron ayuda a Moctezuma para vengarse de este español recién llegado, cuyos antepasados colonizaron y sometieron sus tierras.
"La venganza de Moctezuma" es un término mexicano que he aprendido estos días y bien aprendido. Para los que no lo conocieran es un término coloquial para referirse a padecimientos diarreicos causados a los turistas provenientes de otros países, mayoritariamente desarrollados, que visitan México.
Moctezuma tomó Vendetta el viernes, vengándose de mi hasta el día de hoy.
Lo cierto, es que hay que tener cuidado y respeto a la alimentación cuando se viene por aquí. Puedes tener suerte y no pase nada, o si no, te deja como a mi. Que casi no me podía mover en todo el fin de semana.
Recuerdo cuando llegamos la primera vez a Quito, estábamos muy alertados. Quizá a veces demasiado. Pero esta vez olvidé alguna de las precauciones. Por ejemplo, no lavarme los dientes con agua mineral los primeros días, no beber jugos hasta un cierto tiempo, no comer en lo posible alimentos que vendan en la calle... Me han añadido una advertencia muy interesante. No comer carne los primeros días, ya que al estar a casi tres mil metros, la altura hace que las digestiones cuesten más. Claro, yo me metí un buen filetito el viernes y efectivamente no conseguió llegar a su destino. Upps...
En fin, seamos positivos, no hay nada para lucir cuerpito y bajar un par de kilitos que un fin de semana como éste. Ahora luzco una figura impecable. ¿Donde están esas cervezas pucelanas que mi barriguita tan bien conservaba?... Ay madre, cómo se echa de menos España los primeros días...
lunes, 4 de agosto de 2008
Primeras sensaciones
Después de once horas de vuelo, el avión está cruzando por el corredor andino ecuatoriano y llegando a Quito. Son las seis de la mañana, está despejado y mientras avanzamos vamos dejando la increíble visión de los grandes volcanes quiteños. Un cinturón de fuego formado por grandes colosos cuyas cimas nevadas agrandan mis ojos somnolientos.
Aterrizamos. El corazón me latía con fuerza cuando una vez cruzado el último control de maletas, salgo a la recepción del aeropuerto de Quito. Allí se abría una fila, donde a los lados y separados por vallas, habría decenas y decenas de ecuatorianos esperando a los seres queridos que venían de España. Mi nerviosismo aumentaba paseando con mis maletas por aquella fila mientras se oían los gritos de la gente. Volvía a Quito después de cuatro meses. Todos los recuerdos de mi primera llegada se me venían a la mente. Era agradable que al aterrizar me encontrara a caras amigas que me esperaran para recibirme así que buscaba y buscaba a mis amigos españoles con los que había quedado. Terminé la fila, salí a la calle… ¿Dónde estarán?... Espero, veo todos los reencuentros de la gente, busco. No hubiera sido difícil distinguir a alguno de mis amigos ya que, con todo el respeto y el cariño al pueblo ecuatoriano, los quiteños no fueron bendecidos con el don de la altura. Pero en fin, los españoles tampoco lo fuimos con el de la puntualidad. Así que, después de un rato sin saber donde meterme y preguntándome qué habrá pasado, veo por fin dos caras amigas. Ya pensaba que era el patito feo del avión, o quizá lo fuera, pero qué ilusión me hizo reencontrar viejas caras en mi regreso. No tardan en hacerme un breve repaso de la actualidad quiteña.
Dejo las maletas en su casa. Descanso un poco y al ser el jueves, día laborable, salgo en dirección al edificio de las Naciones Unidas para certificar mi llegada. Voy recorriendo las calles. Camino por el parque de la Carolina. Es mediodía y está repleto de gente. Me recuerda a Berlín, donde los parques se convierten en centro neurálgico del ocio. La gente descansa, hace deporte, come, entrena, reza y puedes ver cosas inimaginables que jamás te esperarías contemplar en un parque. Excepto una, un cartel que diiga: “No pisar el césped”. A los lados de la ciudad, se levantan delineando este valle el volcán Pichincha y otras montañas. Cruzo la carretera y veo como siguen muchos serranos vendiendo sus frutas y verduras en los semáforos, o niños haciendo malabares para conseguir unas monedas. Mi instinto se reaviva y mientras ando. sin pensarlo cambio de acera cuando intuyo peligro por donde voy.
Un amigo me dijo una vez que en su primera experiencia en el extranjero le encantaba ver las nuevas cosas que descubría con los ojos entusiasmados de sus compañeros. Es decir, le encantaba disfrutar de como su amigo arquitecto veía los edificios, o como su amigo músico veía a los artistas callejeros, etc. Recordando sus palabras pienso como vería la gente que echo de menos de España lo que yo tengo ante mis ojos.
Durante el trayecto siento un miedo interior. Parece que fue ayer cuando recorría estos caminos y todo me resulta familiar y conocido. Este hecho de no sorprenderme me produce la reacción de comparar mis sensaciones de hoy con las de la primera vez hace diez meses y reflexiono si todo será igual de bueno como aquel entonces, si merecerá la pena haber vuelto cuando ya poco me sorprende, si mi nuevo trabajo a realizar llenará el vacío que produce la distancia insalvable del océano. Me siento sorprendido. En vez de estar más confiado y seguro por conocer todo, me siento con más nervios y miedos. De algún modo, el acto de repetir de nuevo algo entraña una responsabilidad de mejorarlo en la segunda vez. Instintivamente se comparan las sensaciones de hoy y de ayer.
viernes, 25 de julio de 2008
Comienza un nuevo blog
Por este motivo, y a la segunda va la vencida quería escribir en un periódico. Es algo que me llenaba de orgullo y sobre todo, significaba un compromiso para hacer algo que me gustaba; escribir. Lo cual muchas veces en Ecuador no hacía por vagancia o porque después de trabajar no sentía el estímulo suficiente para sentarme de nuevo en frente del ordenador. Aunque más tarde me arrepintiera de no contar muchas de las experiencias que viví.
Así que esta vez sí. Un nuevo blog en el Norte de Castilla se ha abierto.
Aquí tenéis el enlace: Desde el Ombligo del Mundo
Comentarios sobre el nuevo blog:
1. Borja, por Diego Fernández Magdaleno
2. El ómbligo del mundo, por Javier Sanz
3. Borja Santos Porras, por Álvaro Fernández Magdaleno
domingo, 13 de julio de 2008
El dinero es deuda
¿Cómo se crea el dinero?
¿Quién lo crea y con qué autorización?
¿Podríamos crear todo el dinero que nos diera la gana?
¿Cuanto dinero existe?
¿De donde sale todo el dinero que se presta?
¿Por qué todo el mundo, gobierno, empresas, personas están en deuda con los banqueros?
Este reportaje nos desrrolla algunas respuestas. Aunque algo largo y a veces complicado por su contenido, me parece muy interesante para compartir. Supongo que al terminar de verlo surgirán miles de preguntas.