Eran las 10:10 de la noche. Mi compañero de piso y yo estábamos sentados juntos en el salón.Acabábamos de cenar. Yo estaba sentado intentando sacar una canción con la guitarra cuando de repente mi compañero me dice: ¿Lo estás notanto?. Reina un silencio absoluto. Cuando levanto la mirada de los trastes, veo que la casa se balancea. Las plantas, la mesa, el salón todo lleva un vaivén. Nos miramos.
-"¡¡Ostias!!, un terremoto! - -¡Joder tío!, se me han puesto los pelos de gallina- decíamos.
Nos callamos. No se oye ningún ruido. Únicamente el vaivén del salón. Las plantas se están marcando una salsa sabrosona. Pasan 10 segundos y parece que para, aunque las plantas siguen meneándose. El sismo ha sido relativamente pequeño, pero es el primero que los dos notamos en nuestra vida. Debo decir que estábamos emocionados. Llamamos a todos nuestros colegas en el Ecuador, para comprobar cómo se ha sentido en otras ciudades. En Guayaquil, en la costa, la gente ha salido fuera de los edificios. Nuestro amigo mejicano que vive allí, nos comenta que él está acostumbrado en Méjico pero que éste lo ha vivido intensamente. Afortunadamente parece que en todos los lugares, a pesar de la excitación reina la calma.
Como no tenemos ni tele, ni radio, ni internet no sabemos dónde habrá sido el epicentro ni qué habrá pasado. Dado que estoy en el grupo interagencial de emergencias de NNUU escribo mensaje a mis jefes y a gente que trabaja conmigo. Resultado: Nadie me contesta el mensaje. Joder, como para una emergencia...
Hoy por la mañana, me llegan los informes del geofísico y leo en el periódico los datos. El epicentro fue en la frontera de Perú y Ecuador, metido en selva amazónica y de una intensidad de 6,7.
Lo mejor de todo, que pasada la excitación producida por este fenómeno natural, parece que no ha habido ningún daño.
Un sismo de 6,7 grados en Morona Santiago
Instituto geofísico Ecuador
6 comentarios:
Me alegro de que no haya ocurrido nada. Aunque imagino que el susto no te lo quita nadie.
Un abrazo
Menos mal que solo fue un pequeño susto...
un beso. cuidate!!
Besos,
Diego
los límites de las palabras son los límites de nuestro mundo... qué bello lema.
Devuelvo tu visita a La Acequia y continuaré viniendo.
Saludos.
Me alegra que no haya pasado nada.
Un abrazo
Muchas gracias a todos.
Un abrazo,
Borja
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