-Schkahrschfitch shraftcryuis hintjikaiushf uhiud – me grita la señora con cara de pocos amigos. ¡Bueno mujer, bueno! No hace falta ponerse así. Que el paso de cebra estaba en rojo pero el coche estaba a 100 metros. Daba tiempo para cruzarlo con la bici un par de veces por lo menos. Hay que ver què genio…
- rgrdiif soiaoisd ijosiud erocrf – exclama el que viene en bici en frente de mí.
Joder, casi me escupe el condenado. ¡Qué coño habrá dicho! Estamos en el carril bici del lado izquierdo de la calle y creo que quería decirme que vaya por el carril bici que hay en el lado derecho, es decir, por la otra acera. Pues no tendrá carril bici el hijo puta para él sólo. Si mide casi metro y medio. Cabemos los dos de sobra aunque vayamos en direcciones contrarias. Como si fuera suyo…
- Pi, piii ,piiiii, piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii – suena el claxón de la bici que viene a 30 km/hora. Bueno vale yaaaa, tu puta madre, joder. Que casi me pillas. Para cruzar la calle tendré que cruzar también el carril bici, ¿no? Que te he oído el claxon a la primera. Donde me pongo si no. No soy Superman para apartarme…
Primera semana en Berlín. Es lo que tiene ser de origen español en bicicleta o sin ella. Pero es que en el fondo… da gusto andar en bicicleta por Berlín. Es una maravilla. Te da felicidad. Es increíble.
Aunque mucha gente lo conoce de otros países lo describo un poco. En casi todas las calles tienes tu carril bici. Eso sí, tienes uno a la derecha de la calzada y otro a la izquierda. Y depende de la calle, pero los hay de más de metro y medio y aunque haya espacio conviene ir por el carril bici de la derecha. ¿Por què?. Porque aquí la bici está considerada de verdad, y no como en España como un medio de transporte serio y ùtil. Por tanto,como es normal, a veces la gente va que vuela. Bueno, yo me icluyo. Así que todo obstáculo sobra. Es decir, si viene uno de frente se la juega (ya tiene para él, el carril de la derecha de la calzada). Los peatones saben que por el carril bici, hay que mirar antes de pasar. Como si fuera un carril de coches normal. Cuando te acostumbras lo coges el gustillo. Al principio, si vas andando un poco descuidado te llevas algún susto que otro. Lo que peor llevo, es lo de los semáforos. Una vez que en Valladolid te mueves en bici bastante, aprendes que no llega antes a su destino el que va más rápido si no el que coge el camino en el que te tienes que parar menos, o digamos en su defecto o quizás en su virtud, aquel que se salta los semáforos más hábilmente. Sin embargo, aquí se respetan mucho. Hombre!, los hay que nos saltamos. Pero yo creo que la mayorìa somos extranjeros. Últimamente hay sitios que aunque no venga nadie no cruzo, porque siento que me están observando y me van a decir algo. Es como que me mirasen y me leyeran la mente. Piensan: - Mírale el condenado latino, qué ganas tiene de cruzar en rojo. Hazlo y verás…- . Pero es que luego alucino cuando hoy, voy por un carril-bici e iba al lado de los coches. Y en un cruce, los coches tenían su semáforo y las bicis tenían un semáforo pequeñito para el carril bici. Me di cuenta de que el semáforo de las bicis se abría tres o cuatro segundos antes que el de los coches para que las bicis fueran saliendo y así si el coche quería girar a la derecha por ejemplo, las bicis ya hubieran pasado y no se molestaran uno al otro. Y especialmente, que las bicis tuvieran presencia y nos les entorpeciera nada para ir tirando. ¡Alucinante! Ir en bici a los sitios es fenómeno.
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