Hola chic@s:
Mañana se cumplen dos semanas desde que llegué. ¡Extraño!. A pesar de que volvía de nuevo a Alemania, en nada se ha parecido este comienzo a aquel de hace casi un año en Deggendorf. Allí en dos semanas, la adaptación era increìble. Los estudiantes éramos una piña, salíamos casi todos los días y conocíamos casi todos los lugares da la ciudad. Aquí la adaptación va más despacio aunque estoy seguro que a la larga va a ser mucho más provechosa. Os cuento:
La pasada semana estuve en casa de Blanca, una antigua amiga del cole cuando teníamos 14 años. ¡Coincidencias de la vida!. La verdad que el hecho de que estuviera aquí me ha encantando y me ha venido fenomenal. Los primeros días fueron un poco estresantes. Por la mañana buscando pisos en Internet y por las tardes de entrevista en entrevista. Aquí la gente hace entrevistas personales a la gente con la que va a compartir piso y luego entre los que estén interesados cogen al que mejor les cayó o al que mejor les venga. Así que en tres días había hecho 10 entrevistas y ya no sabía ni qué mi piso me gustaba. Me decidí por un piso, pero me dijeron que ya había sido ocupado. Luego por otro y estuve esperando casi 3 días hasta que me contestaron (respuesta negativa, vaya...). Lo malo que en esos dos días de espera seguía buscando pisos pero claro, ya había mirado casi todos los que había en Internet, aùn asì no quería salir en plan turismo por Berlín porque con la tensión de buscar pisos quería esperar si salían más por algún otro lado. En fin, qué agonía...pisos,pisos,piso. Menos mal que me iba a comer con Blanca o nos tomábamos una cerveza por la noche contándonos nuestras vidas. ¡Qué bueno!. Hasta que el viernes por la tarde vi el piso en el que estoy ahora. Es una señora que tienes dos niñas. Me lo alquilaba por dos semanas y estaba cerca de donde trabajo , así podía seguir mirando más pisos y más relajado. Con la suerte de que al día siguiente fui a ver el último piso que tenía pensado y … TACHAN!!. Voilà!. Un pisito muy cerquita de mi academia, grande, amueblado, en el último piso del edificio con un balconcito que puedo ver parte de Berlín (eso sí, sin ascensor, no se puede tener todo). Muy bien la verdad. Lo único que empiezo el día 18 de febrero. Así que estaré dos semanas en el piso actual. Y bueno... por ahora mejor de lo que pensaba. El primer día que me mudé, llegue un poco con dolor de cabeza y como las niñas tienen dos y cuatro años no paraban de gritar… casi me las cargo. Pero después muy bien. Me hablan y se ríen de mí por cómo pronuncio. Incluso de vez en cuando les oigo decir a su madre que porqué nos las entiendo cuando me hablan. Así que la madre les dice que me hablen despacito. Pero muchas veces ni aún así. Yo creo que si alguna vez las llego a entender más de dos frases seguidas, podré hablar con todo el mundo en alemán.
A trabajar empecé el pasado lunes. Trabajo por las mañana en la página Web y por las tardes todos los días tengo tres horas y media de curso de alemán. Nos dan mucha caña. Con lo cual tengo que estudiar otra hora u hora y media cuando llego a casa para aprender un poco lo que hicimos en clase. Creo que aprenderé rápido alemán o eso espero.
En el curro estoy en una habitación con una española y con una japonesa. Así que cada día aprendo alguna chorrada en japonés. Como en casa no tengo Internet por ahora, no puedo llamar, ni utilizar el skype aunque suelo mirar el correo.
La gente del curso de alemán es bastante maja y son con los que por ahora más confianza tengo. Hay de todo. De Kurdinstan, Italia, Francia, Dinamarca, EEUU, Suecia. Aquí la gente domina los idiomas de manera increíble. En muchos casos, el alemán es ya el cuarto o quinto idiomas que están aprendiendo. Te encuentras a gente que ha vivido en mil lugares del mundo con vidas increíbles. Aquí me da la sensación de que cualquier lugar del mundo está al alcance de cualquiera.
Berlín es extraño, diferente. Me desconcierta. Aún no me siento del todo ubicado. He estado leyendo algún libro sobre el muro y sobre la historia reciente de Berlín. Después estuve en bici recorriendo Berlín para imaginarme aquellos lugares. De repente ves un edifico enorme, de una arquitectura excepcional, al lado un solar muy cuidado y al otro lado un edificio robusto de cemento y hormigón. Todo esto en las plazas más importantes y turísticas de Berlín. Se respira la historia de un modo especial. Y respecto a la gente: el día que lleguè me sentìa extraño. Vistiendo normal era el raro del metro. Aquì te puedes encontrar de todo. Estuve en una fiesta el pasado sàbado en una fiesta privada y os juro que pensè que habìa gente que debía pensar que la fiesta era de disfraces porque si no, aquello no podìa ser normal.
Es curioso pero en las dos casas en las que he estado viviendo por ahora tenían piano. Así que, como me traje unas cuantas partituras he podido estudiar y no echar de menos tocar. Voy a ver cómo consigo practicar en algún sitio o comprarme algo que me permita seguir dándole. Aquí la música clásica está que se sale. Por 8 o 10 euros puedo ir cada día a una opera o concierto de la leche. A ver, a ver… Esto promete. Ahora está la Berlinale. El sistema en el sentido de festival, es muy parecido a la seminci pero claro un poco a la bestia : Cines más grandes y más películas (creo que iban a poner unas 300 de unos 49 países diferentes). Así que si ya era difícil en Valladolid elegir las películas que querías ver, esto es un Caos y bastante caro (cada película 7 euros). A ver si puedo ir a ver alguna. Ya os contaré.
Hoy ya empieza a hacer frío en Berlín. Todo nevado… Aunque durante la semana ha hecho como en Valladolid (menos mal).
No he podido escribir antes, porque cuando llegaba a casa estaba reventado. Seguiré escribiendo en este blog , espero que a menudo contando cosillas. Lo he hecho porque siempre que mandaba un e-mail se me olvidaba alguien y al final no sabía a quien había escrito o no. Cosas del oficio.
Mandadme muchos e-mails contándome vuestras vidas. Y ya os contarè aventurillas.
Un abrazote desde Berlín
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