A raíz del secuestro de los 3 cooperantes en Mauritania han sido muchas las tertulias de periodistas que han hablado del tema y correlativamente de la cooperación. En una cadena de radio, de cuyo nombre no quiero acordarme, uno de los denominados periodistas argumentó que el cooperante era aquel joven, que a falta de trabajo y debido al desempleo, se apuntaba al paro y se iba a trabajar a algún país del sur a ayudar durante un tiempo. Casi como una moda de hacer algo en estos tiempos de crisis.
Es necesario aclarar y corregir a este “periodista” que como ese día tocaba hablar de cooperación pues debió mirar en google, vio un programa que desde hace muchos años hace el INEM llamado jóvenes cooperantes y desafortunadamente desinformó a la gente, o vete a saber, quizá lo que quería era desprestigiar el oficio de la cooperación y la Ayuda Oficial al Desarrollo por una cuestión política del medio, nunca se sabe. Aún así, quiero brevemente explicar la cooperación como oficio y profesionalización.
La ayuda al desarrollo a los países, llamados entonces “del tercer mundo”, se incrementó después de la segunda guerra mundial y durante la guerra fría; sin embargo, la mayoría de estas ayudas eran instrumentalizadas con un fin geopolítico. Igualmente sucedió en el post colonialismo cuando los países “colonizadores” usaban la ayuda como condicionantes a sus ex colonias. O no hace mucho tiempo el FMI y el Banco Mundial condicionaban su ayuda a la conversión al neoliberalismo económico de países que tanto resultaron perjudicados posteriormente. En definitiva, cada vez más en los últimos años se exige una ayuda al desarrollo más imparcial, neutral e independiente.
Por otro lado, la ayuda al desarrollo debe ser ejecutada con la mayor calidad posible. Y aquí tiene que ver mucho el cooperante. ¿Qué quiere decir esto? Un ingeniero puede cogerse unas vacaciones y realizar un sistema hidráulico de alta tecnología en una país subsahariano para mejorar el agua y saneamiento de un pueblo afectado por la sequía. A primera vista, esta acción podemos catalogarla como elogiable; sin embargo, estas acciones son más complejas de lo que parecen y surgen muchas preguntas. ¿Es ese proyecto sostenible en varios años?, ¿quién reparará el sistema cuando se estropee?, ¿se ha previsto el impacto negativo en aquellos lugares vecinos que no se instaló nada o sistemas peores? , si la necesidad de la población era tener agua, ¿era necesario tanta tecnología para satisfacer las necesidades?, ¿se emplearon de manera óptima los recursos?, ¿no se podían haber hecho 10 sistemas más rudimentarios pero efectivos, que satisficieran a más gente?, ¿se trajo el sistema del país occidental o se compraron las herramientas y la mano de obra local?, ¿hubo transparencia en la adquisición de los materiales?... Como vemos la realidad es mucho más compleja y una acción a priori positiva puede convertirse en negativa si no se cuenta con muchos factores. Podíamos citar otros ejemplos, como una fábrica de alta tecnología construida en una páis caribeño para ordeñar vacas; sin embargo, a los pocos meses hubo una infección y al no haber presupuestado medicamentos en el proyecto se murieron las vacas y ahora la nave era la discoteca del pueblo porque tenía aire acondicionad.oCon toda lógica. Es decir, no sólo se necesita de un buen técnico o una persona con voluntad, sino que el cooperante debe conocer muchas variables que rodean a una población afectada y a su contexto para ejecutar de la manera más óptima la Ayuda Oficial al Desarrollo. Es por eso, que los cooperantes son y deben ser profesionales. No sólo son especialistas en un área con voluntad de ayudar o jóvenes que por su condición tienen arduos deseos de ayuda y aventura; sino que además han estudiado la cooperación y tienen experiencia en cómo los proyectos deben responder a necesidades comprobadas y reales, que tengan impactos positivos más allá de la intervención, que alcancen los objetivos reales, que se respete a las poblaciones, que sean coherentes con los principios de imparcialidad, neutralidad e independencia, que se empleen los recursos de manera óptima y una largo etcétera.
Espero con esto, aclarar a nuestro atrevido “periodista” lo que significa y debe significar ser cooperante; ya con su comentario ofendió a muchos profesionales que además, en la mayoría de los casos cuando vuelven a España, deben asumir la falta de reconocimiento laboral, jurídico y económico.
España, ha declarado como compromiso (si la crisis lo permite), alcanzar en el año 2012 el 0,7% del PIB como Ayuda Oficial al Desarrollo. No sólo es necesario un compromiso político, sino que ese dinero sea gestionado y ejecutado con calidad. Es por ello también, que actualmente en el mundo de la cooperación internacional para el desarrollo se exige la mayor profesionalidad posible; ya que el empleo óptimo de los recursos no generará finalmente unos beneficios empresariales, sino que afectará a la mejora de las condiciones de vida de millones de personas que realmente sufren necesidades reales y urgentes.
lunes, 7 de diciembre de 2009
¿Profesión?: Cooperante
¿Profesión?: Cooperante, del blog Desde el Ombligo del Mundo
Etiquetas:
Desde El Ombligo del Mundo,
Ecuador
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