Hace unos fines de semana, ascendimos el volcán Pichincha, sobre cuya falda se asienta la ciudad de Quito. La ascensión nos regaló vistas espectaculares, así como el descenso, ya que lo hicimos en autobus, bajando por las zonas más humildes de la ciudad y alrededor de casas hechas por hechos mismos en zonas de una alta vulnerabilidad. Comprendimos el porqué estamos aquí.
2 comentarios:
Gracias por esta ascensión fotografica, muy bonitas las fotos...
Me alegro que hayas encontrado sentido a esta experiencia...
Un abrazo!
Impresionante,
Abrazos,
Álvaro
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