jueves, 10 de julio de 2008

El libro negro de las marcas III'' - Los negocios turbios del petroleo - Cómplices del mal y la corrupción

Dentro de las discusiones acerca de las bondades y maldades del sistema vigente de neoliberalismo, de economía libre de mercado y globalización económica existe un argumento importante de crítica que tiene complicidad con las desgracias que tienen algunos países. Cuando el principal fin, es el máximo beneficio económico y tengo libertad total para conseguirlo, o puedo esquivar leyes o regulaciones débiles y confusas para conseguirlo, no dudaré en hacerlo. Por tanto, si soy director de una multinacional de petróleo, si soy un país necesitado de petróleo para continuar mi insostenible crecimiento económico y energético poco importan otros factores, cuando mi fin es el máximo beneficio económico. Poco importa sin un país tiene un regimen u otro, si soy cómplice de injusticias. Probablemente no llegue a verlas y no es mi problema, si este país o esta población no es capaz de organizarse yo no tengo la culpa. Y no voy a meter en mis planes, ningún condicionamiento ético. Estamos exprimidos hasta el cuello y debemos sacar el máximo beneficio económico, hay que conseguirlo como sea. Hay que crecer y crecer económicamente.

Tampoco importa el gobernante de turno. Qué más nos da. Si ahora nos interesa mantener un dictador lo mantenemos porque nos da beneficio. Si ya no nos da beneficio, habrá que derrocarlo con aquellos argumentos éticos y morales que se olvidaron en aquella carpeta. Ahora es una buena argumentación si con esto continuamos con nuestras ganancias.

Estos argumentos deben pensarse al leer el tercer y último caso de ejemplo de la complicidad de los negocios del petróleo en la mísera vida de millones de personas. Estamos hablando de Afganistán e Irak. Veamos...

Afganistán e Irak

"En Afganistán, la multinacional petrolífera estadounidense Unocal financión durante años al régimen fundamentalista talibán. Junto con la multinacional de la energía Enron, Unocal invitó en 1997 y en 1998 a representantes de los talibanes a Tejas para entablar nogociaciones. Los dos consorcios querían tender a Tejas a través de Afganistán una conducción que transportaría gas y petróleo de Turkmenistán y Uzbekistán.

También el depuesto dicatador iraquí Saddm Hussein fue cortejado durante años por el gobierno de EEUU y las multinaciones occidentales. El vicepresidente Dick Cheney fue hasta 1992 ministro de Defensa con Bush padre. Los ocho años intermedios actuó como presidente de Halliburton, un gran suministrador de la industria petrolífera, que también había hecho negocios con el gobierno de Saddam Hussein. Halliburton es uno de los mayores proveedores del Ejército de EEUU. Antes de la segunda guerra del Golfo, el consorcio obtuvo sin concurso previo contratos millonarios para la reconstrucción de instalaciones en Irak, cuya destrucción Cheney había contribuido a decidir como político.

Las reservas petrolíferas probadas de Irak siguen elevándose a 112 miles de millones de barriles. Y aunque la multinacional estadounidense ExxonMobil y la británica BP niegan, en relación con la guerra de Irak, que exista ninguna relación con sus propios intereses petrolíferos, toda la explotación petrolífera en Irak, hasta la nacionalización en 1962, correspondía a la Iraq Petroleum Company (IPC), que estaba en posesión de BP y ESSO. Después de la victoria militar de EEUU y Gran Bretaña, las dos empresas vuelven a tener buenas bazas que jugar, mientras que la frances Total, que había cerrado un precontrato con Saddam Hussein para la explotación del campo petrolífero iraquí de Madshun, probablemente se encuentre peor situada ante la postura de rechazo de Francia a la guerra de Irak"

1 comentario:

Diego Fernández Magdaleno dijo...

La clave es una ausencia absoluta de ética. Eso es todo, Borja.
Besos,
Diego